Recientemente tuvimos la oportunidad de visitar Mequinenza, una localidad situada en el Aragón oriental que nos resultó muy curiosa. Aquí va una pequeña crónica de nuestro viaje en familia a este rinconcito de Aragón:
Visitamos los Museos de Mequinenza. La guia nos esperaba en la recepción del Museo de la Historia y empezó a explicarnos curiosidades sobre la historia del pueblo y estuvo muy atenta con los niños. El museo habla principalmente de la historia de la población marcada por su castillo y su posición estratégica con algunas cosas curiosas, como que Mequinenza aparece en el Arco del Triunfo de París.
Sin embargo, lo que realmente hizo que la visita fuera inolvidable para nuestros hijos fue visitar el Museo de la Mina de Mequinenza. Al entrar nos pusieron un casco y la misma guía nos llevó por un recorrido entre galerías mineras para ver las antiguas instalaciones mineras. ¡Imaginaros la cara de los niños! Máquinas, vídeos, material antiguo, un tren donde los niños se pudieron montar… Nos explicaron también la curiosa forma de transportar el carbón, que allí se hacía por unos barcos tradicionales a través del río Ebro.
Una característica de este museo es su temperatura constante de 16-18 grados. ¡Ideal para un día de verano! Los dos museos son accesibles para todo el mundo y a nosotros nos recomendaron reservar el turno de visita en su web.
No podemos dejar de mencionar el entorno en el que se encuentra Mequinenza. Con su ubicación en la confluencia de tres ríos, el paisaje es impresionante. Nos quedamos maravillados por la belleza natural que rodea al pueblo. Aprovechamos para hacer una salida en bici sencilla con los niños y disfrutar de su naturaleza, mientras mi marido intentaba suerte en la pesca. Fuimos desde la nueva población a través de un camino fluvial que bordea los ríos hasta llegar al Pueblo Viejo de Mequinenza.
Otro día aprovecharemos para visitar su castillo, ya que nos indicaron que es privado y pertenece a la Fundación ENDESA que sólo permite visitarlo los martes por la mañana. Una verdadera lástima que la fundación no deje verlo.
Mequinenza nos resultó un lugar encantador a orillas de tres ríos, imprescindible para los interesados en la historia y la cultura y un lugar ideal para disfrutar en familia y al aire libre.